La piedad popular, con sus procesiones, cultos y devociones, es una de las expresiones más profundas y entrañables de la fe de nuestro pueblo. En nuestra parroquia, las hermandades son parte esencial de la vida comunitaria: aportan belleza, fervor y servicio, y son un camino privilegiado de evangelización.
Una fe que se hace cultura y testimonio
La religiosidad popular es un camino de encuentro con Dios. La Iglesia la valora y la acompaña para que sea siempre una expresión auténtica del Evangelio, abierta a la Palabra, la caridad y la vida sacramental.
La piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un tesoro de espiritualidad que hemos de cuidar, purificar y evangelizar.