La parroquia es casa y familia. Y como toda familia, necesita del compromiso, la generosidad y los dones de cada uno para seguir creciendo. ¡Tú también eres importante!
Existen muchas formas de colaborar según tus posibilidades, tu tiempo y tu vocación. Toda ayuda cuenta, y toda participación enriquece.
“Hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35)
Gracias por tu generosidad. ¡Juntos hacemos parroquia!