En la noche del 9 de Agosto (D.m) la bendita imagen de Nuestra Señora del Águila coronada llegará a nuestra Parroquia para celebrar su Novena, que con motivo del Vigésimo Quinto Aniversario de su coronación canónica, se llevará a cabo en este año de manera itinerante por todas las parroquias de nuestro pueblo.

El Evangelio de Lucas en el capítulo 1, versículos del 39 al 45 narra cómo María visitó a su prima Santa Isabel al saber que ésta estaba encinta. Esta narración es luminosa, muy ilustrativa de cómo sentía y hacía las cosas la Virgen.

La primera clave de esta visita de la Virgen del Águila a nuestra Parroquia la encontramos en esta frase del evangelio de Lucas: “En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá” (Lc 1, 39) Podemos imaginar los tortuosos caminos por los que transitó, las escarpadas montañas que tuvo que atravesar y los fatigosos momentos que sufriría hasta llegar a ver a su prima y sin embargo, en ese gesto, María nos muestra su actitud de servicio y su capacidad de ponerse en el lugar del otro olvidándose incluso de sí misma, de sus dolores, de sus fatigas y de sus penas. Ayudar al otro, ponerse al servicio del otro está siempre por encima de sus propias necesidades.

Que la Virgen venga hasta nuestra Parroquia es un tiempo de gracia para que todos nos dispongamos a ayudar, a hacer comunidad, a echar una mano para que todo esté bien dispuesto. La Virgen viene a vernos a nosotros y nos demuestra que somos queridos por Ella, la madre de Nuestro Salvador, que sigue estando pendiente de nuestras necesidades.

La segunda clave de esta visita la encontramos en la frase “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” (Lc 1, 43) Esta es la frase que se puede ver en los murales que la Hermandad de Nuestra Señora del Águila coronada ha hecho llegar a todas las Parroquias de Alcalá con motivo de esta novena. Cada uno de nosotros debemos preguntarnos, si somos dignos de que la Virgen venga a nosotros, a nuestra Parroquia. Debemos preparar nuestros corazones para acoger a la Virgen, preparar el templo con flores y vestirlo con sus mejores galas y más si cabe, preparar nuestros corazones y vestirlos con la humildad de la Virgen, con su sabiduría, su silencio y su sencillez. Sólo así seremos dignos de que la Madre de Nuestro Señor venga a visitarnos.

Por último, como tercera clave debemos considerar la alegría que tanto María como su prima Isabel sienten al encontrarse “Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!… Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. (Lc 1, 41, 42 y 44)

Desde que supimos que la Virgen del Águila vendría sentimos como Isabel: gozo, alegría y unas ganas renovadas de estar junto a Ella. Esto nos debe animar a participar de la llegada de la Virgen, salir a su encuentro, estar todas las horas que permanezca en la Parroquia y participar de la Novena de la mañana y de la tarde. Todo el tiempo junto a la Virgen debe parecernos poco, todo lo que se le ofrezca debe ser tiempo de oración y alabanza a Dios a través de su bendita Madre.

A eso os animo a la participación sincera, a la alegría del reencuentro, a no dejar nunca de mirar a la Virgen para agradecer que siempre esté pendiente de nuestras necesidades y seguir pidiéndole que no nos abandone y que nos mire siempre con ojos de misericordia.

Nos vemos en este día tan especial junto a la Virgen. ¡Viva la Virgen del Águila!

Por: Antonio José Rodríguez Camacho

Coordinador del Consejo de pastoral parroquial